En estos tiempos de prisas, incertidumbres y vaivenes sociales, sé que es difícil pretender una reflexión siquiera somera acerca de la labor educativa de una biblioteca escolar. Pero esta vorágine que nos invade no me va a impedir que cuente a los que tengan a bien leer estas líneas el buen trabajo que se realiza desde la biblioteca de nuestro colegio.
Desde la atalaya que supone su emplazamiento, allá en la tercera planta de nuestro edificio –esquina de la avenida de Colón con la de Santa Marina, en el corazón de Badajoz– nuestra biblioteca se pavonea orgullosa, sabedora de contener entre sus cuatro paredes los conocimientos, las historias, las emociones y los sentimientos que atesoran entre sus páginas los más de siete mil volúmenes que, perfectamente ordenados, duermen en sus anaqueles. Nuestra biblioteca es silenciosa porque así lo sugiere –de forma sutil, pero firme– nuestra bibliotecaria. Y todos sabemos, cuando cruzamos sus puertas, que aquel lugar es diferente al resto y que debemos guardar una especial compostura, hablar en susurros y respetar las normas establecidas. Nuestra bibliotecaria, con su orden, su paciencia, su constancia y su amor por los libros ha sabido organizar e informatizar una biblioteca que se nos ofrece a toda la comunidad educativa para nuestro deleite y aprovechamiento. Y todo ello en silencio, sin alharacas, para no molestar a ese libro que duerme esperando la mano que lo saque de su letargo para entregarle sus secretos.
Si tenemos que hablar del trabajo que se realiza desde nuestra biblioteca lo podemos hacer en términos cuantitativos o sopesando la calidad de las acciones encaminadas a fomentar la lectura. Si nos atenemos a lo primero, los cuatro mil doscientos setenta y cinco préstamos realizados durante el curso 2006/2007 hablan por sí solos del volumen del trabajo realizado. Pero en estrecha relación con la labor de la biblioteca, año tras año se elevan propuestas de actividades de fomento de la lectura que, coordinadas a través de la Comisión de Coordinación Pedagógica del centro, se llevan a cabo con los alumnos: ahí están para demostrarlo los mercadillos de libros que se llevan organizados, los cuentacuentos, los audiovisuales, los talleres de confección de marcapáginas y de dibujos de nuestra AMPA, las canciones en torno al mundo del libro, las visitas a la biblioteca pública, los disfraces en Carnaval del personaje literario que estemos trabajando, los concursos de lectura, etc.
El curso pasado fuimos galardonados con uno de los Premios de Fomento de la Lectura que otorga a nivel regional la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura. Es, indudablemente, un sello de calidad para el C.P. Arias Montano, el cual debe de ser aireado entre nuestra comunidad educativa porque, al fin y al cabo, este premio es un reconocimiento a todos y cada uno de los que estamos relacionados de alguna manera con nuestro colegio. Es un reconocimiento a los maestros y maestras, porque acogen con ilusión las propuestas de fomento de la lectura y las llevan a la práctica; es un reconocimiento a la AMPA del colegio, que lleva varios años colaborando de alguna u otra manera con nuestra Semana del Libro y de la Lectura ; es un reconocimiento a los padres y madres, que adquieren los libros que se les proponen para sus hijos/as como eje temático del curso –el curso pasado “La vuelta al mundo en 80 días” y este año “La isla del tesoro” – y colaboran en la medida de sus posibilidades. Y es, por último, un reconocimiento a nuestros alumnos y alumnas, principales artífices de cuanto aquí se cuenta y sin los que este tinglado no tendría sentido.
El curso pasado, en un intento de agudizar nuestra imaginación en pos de incentivar la lectura entre nuestros alumnos, inventamos un Concurso Audiovisual Interactivo acerca del mencionado libro “La vuelta al mundo en 80 días”. Fue un éxito total: los alumnos, previa lectura del libro, fueron siguiendo la trama del concurso en una gran pantalla instalada en nuestro salón de actos y anotando sus respuestas en unos formularios entregados al efecto. Al final hubo premios para todos, especialmente para los ganadores de las diferentes categorías. Tal fue la aceptación que, con el patrocinio del Ateneo de Badajoz, presentamos el concurso en la Feria del Libro de la ciudad, donde participaron, además de nuestros alumnos, los del C.P. Enrique Segura Covarsí, también de Badajoz.
Este año pretendemos repetir la actividad con el libro “La isla del tesoro” y, contando con la inestimable colaboración del Ateneo y del Ayuntamiento de Badajoz, pretendemos mostrar nuestra experiencia a cuantos colegios de la ciudad quieran acudir, previa lectura del libro, claro.
Quien puede dar buena fe de todo cuanto aquí se cuenta es un personajillo familiar ya entre nosotros que, aunque no lo veamos más que de tarde en tarde, anda todo el tiempo espiando a hurtadillas, fisgándolo todo, empapándose de cuanto se hace, revoloteando por doquier. Sólo se deja ver durante la Semana del Libro y de la Lectura , pero los alumnos y alumnas saben que está siempre presente: se trata de nuestra mascota, la Mosca de la Lectura , siempre dispuesta a transmitir esa enfermedad que últimamente tanto se contagia en nuestro centro: la enfermedad de la lectura. Este año la hemos disfrazado de pirata, imagino que os será fácil deducir por qué. Y con su garfio, su parche en el ojo y su pata de palo nos espera en esa misteriosa isla en la que dicen que hay un tesoro escondido. La hemos enviado como avanzadilla, pues nosotros viajamos lentamente hacia la isla surcando los mares, navegando en las tranquilas aguas de las maravillosas páginas del libro de Stevenson.
En colaboración con nuestra biblioteca intentaremos seguir fomentando esto que últimamente los más expertos en el tema han dado en denominar “el hecho lector” y a lo que los que no somos tan expertos siempre hemos llamado –y seguiremos llamando-, sencillamente, leer. Al fin y al cabo es una de nuestras tareas como docentes.
