Comenzar, iniciar, empezar... siempre implican ilusión,
esfuerzo y expectativas. La ilusión de realizar un trabajo
novedoso, el esfuerzo de dedicar nuestro tiempo en esa tarea y
la expectativa de lograr un resultado gratificante, que sin duda,
la Biblioteca Escolar nos lo proporcionará y co creces.
En nuestro Colegio, con características muy singulares
por tener un alumnado predominantemente de familias gitanas, hemos
comenzado a cambiar nuestra Biblioteca Escolar, con la intención
de transformarla, no sólo en un espacio donde todos los
fondos estén organizados y sean un recurso pedagógico
vivo, sino también, con la intención de convertirla
en un nuevo espacio de comunicación, de socialización
y de descubrimientos, hacia la competencia lectora de nuestros
alumnos. Es un Proyecto ambicioso, pero muy hermoso, que toca
de lleno la vida educativa del Centro y en el que hay que plantearse
objetivos reales y posibles en cada curso escolar.
Son muchos aspectos los que hay que abordar para que la Biblioteca
Escolar tenga vida en un Centro y deje de ser un almacén
de libros poco frecuentado: replantear el espacio bibliotecario,
garantizar la disponibilidad de los documentos, difundir y equilibrar
los fondos y hacer que circulen, elaborar un plan de actuaciones...
pero tal vez, uno de los aspectos fundamentales, la chispa para
que empiece a funcionar, sea el descubrimiento de las posibilidades
pedagógicas que la Biblioteca puede ofrecer a profesores
y alumnos: es una puerta abierta en cada una de nuestras aulas
que nos ofrece además de recursos, otro espacio motivador
donde trabajar, donde leer con nuestros chicos. Cuando los maestros
entendemos las ideas renovadas sobre cómo debe funcionar
y cómo puede ser nuestra Biblioteca Escolar, se desencadena,
casi como una necesidad, la intención de querer vivir y
participar de esta experiencia... y será difícil
olvidarse ya de esta actitud.
Desde la Biblioteca se desarrollan tareas técnicas, relacionadas
con el tratamiento de los documentos y con los espacios, y tareas
pedagógicas, relacionadas con los procesos de aprendizajes
y lectores de nuestros alumnos. Es importante señalar que
las tareas técnicas que se desarrollan en la Biblioteca,
asumidas por el Equipo de Biblioteca, descargan el trabajo del
profesor, pues evitan que tenga que preocuparse de la custodia,
organización y mantenimiento de los fondos.
Por el contrario, las tareas pedagógicas incrementan el
horizonte de las posibilidades docentes y en muchas ocasiones
hacen que los profesores redescubran el placer de enseñar
de maneras diferentes a las que acostumbran.
Al proponernos acometer la tarea de organizar de una nueva manera
la Biblioteca Escolar es muy posible que debamos enfrentarnos
a un viejo almacén de libros abandonados o de materiales
descuidados y envejecidos que casi nadie ha mimado, tal vez por
considerarlos de propiedad abstractamente pública, es decir,
de todos, luego de nadie y que curiosamente ha provocado dos posturas
diferentes: una, la custodia excesiva de los documentos, lo que
supone una dificultad para interesarse por su contenido, y por
el contrario otra, la indiferencia y poca consideración
por el objeto contenedor y trasmisor de la cultura.
Pero también es posible que ese almacén o Biblioteca
ya haya sido ordenado por profesores enamorados de los libros,
personas que tenían sus propios criterios organizativos,
más o menos acertados, pero que nos han demostrado su interés
a través del enorme esfuerzo de enfrentarse, a veces en
solitario, a la tediosa tarea de limpiar y ordenar el montón
de documentos para no acabar olvidados, perdidos y deteriorados
en el rincón menos transitado del Colegio. Éste
es nuestro caso: un grupo de profesores había trabajado
ya en la Biblioteca y ello ha evitado el primero de los pasos
que debemos considerar en el proceso de reconstruir nuestra Biblioteca.
El trabajo de estos compañeros y su amor por los libros
no cayó en saco roto, sino que ha servido para que otros
muchos tomemos su testigo y continuemos el camino.
En el caso de que nadie haya acometido el trabajo de almacén,
deberemos limpiarlo y tener un primer contacto con los fondos
documentales. Éste es el momento de separar a ‘grosso
modo’ el material claramente inservible: viejas colecciones
de revistas incompletas y desfasadas, materiales rotos de imposible
reconstrucción y nulo interés, y recuperar y revitalizar
cualquier fondo documental. También es el momento de poner
a buen recaudo las pequeñas joyas que encontremos y de
tomar todo tipo de fotografías y notas para, como un arqueólogo,
poder dejar constancia del cambio que habremos realizado en el
futuro. Podemos ya ir clasificando los libros en lecturas infantiles
y juveniles, libros de consulta, de referencia e informativos,
lecturas para adultos y libros para el profesorado; Así
como otros materiales gráficos, fotográficos y de
soporte electrónico.
Luego, no estaría mal sentarse a pensar y establecer los
objetivos que nos propongamos conseguir durante el primer año
académico de trabajo en la nueva Biblioteca y prever las
actuaciones en un futuro.
El primer objetivo que hemos abordado este curso un grupo de profesores,
con el apoyo del Equipo Directivo, es la organización de
los fondos. Es imprescindible que la Biblioteca esté en
un lugar de fácil acceso, que sea un espacio agradable
y motivador, que sus fondos estén catalogados, organizados
con criterio y señalizados de manera clara para nuestros
alumnos.
• Catalogar los fondos: Con el programa Abies, estamos informatizando
todos los datos de cada documento. Colocamos en el lomo del documento
el tejuelo, que posteriormente nos servirá para localizar
el libro en la estantería en que se encuentre. El tejuelo
nos da la información de la materia de que trata el libro,
a través de un número; nos informa, con las tres
primeras letras en mayúsculas, del apellido del autor y
con las tres primeras letras en minúscula, del título
del libro. Los libros se colocarán en las estanterías
por orden alfabético, teniendo en cuenta el apellido del
autor y en caso de que haya varios libros del mismo autor, o autores
con el mismo apellido, se considera el orden alfabético
del título. Podemos considerar la utilidad de señalar
en el tejuelo, a través de una letra o número, el
género de la obra: P-poesía, T-teatro, C-cuentos...
También tenemos la posibilidad de colocar los libros por
colecciones en las secciones de Primeros Lectores.
Pegamos el código de barras en la contracubierta, para
saber los datos del documento con el lector óptico y que
es tremendamente útil a la hora de realizar los préstamos.
• Cada documento trata de una materia, como nos indica el
número del tejuelo, y que en los Centros de Infantil y
Primaria no deben superar los dos dígitos; pero además,
para facilitar esta información a los chicos, asignamos
un color a cada materia correspondiente a la CDU (Clasificación
Decimal Universal) y le ponemos la pegatina rectangular del color
correspondiente por encima del tejuelo. Las materias se clasifican
del 0 al 9. En la biblioteca debe haber un mural explicativo,
en el que aparezcan relacionados materias, números y colores.
• Centralizar los recursos. Cuando la Biblioteca no está
organizada y centralizada, es muy difícil no sólo
localizar un documento, sino también, conocer los documentos
que hay en el Centro. Es muy frecuente que haya libros o materiales
en cualquier otro soporte, repartidos por las aulas que no circulan
y que muchos profesores desconocen. El asunto no sucede, en muchas
ocasiones, por querer acaparar o adueñarse de dichos fondos,
sino porque los profesores no saben dónde dejarlos sin
que desaparezcan y no puedan tener la posibilidad de volver a
utilizarlos. Todos los fondos del Centro, en cualquier soporte:
libros, videos, CD’s, diapositivas, mapas... deben encontrarse
en la Biblioteca. Desde la Biblioteca Escolar se realizan los
préstamos a los usuarios y a las aulas. La centralización
de los recursos pretende que todos los profesores y alumnos conozcan
todos los fondos de que dispone el Centro y hacerlos circular.
• Orientar las lecturas. Vamos a clasificar los libros de
lectura infantil en diferentes grupos atendiendo a la madurez
lectora. Podemos utilizar varios criterios: diferenciar los libros
por ciclos educativos o hacer tres grupos más flexibles
(primeros lectores, lectores en marcha y lectores avanzados).
Cada grupo de lectores se diferenciará con un color y se
colocará una pegatina circular de ese color, en la parte
superior del lomo del libro. Este es un criterio que orienta a
nuestros lectores cuando entran en la Biblioteca y se encuentran
con “un bosque de libros”; son puntos de lectura que
orientan, pero hay que dejar claro, que el lector puede llevarse
en préstamo el libro que desee, se corresponda con su edad
o no. Es importante que las personas que se encargan de estar
en la Biblioteca en los momentos de préstamos, puedan aconsejar
y recomendar lecturas a los chicos.
• Selección de fondos o expurgo. Consiste en retirar
de manera momentánea o definitiva, documentos de la biblioteca
escolar. Suele costarnos bastante, pero no nos queda más
remedio que deshacernos de los fondos deteriorados, anticuados
y en desuso... porque no se trata de tener muchos fondos, sino
de tener muchos y buenos fondos. Debemos realizar esta selección
cada curso escolar.
• Forrado de libros. Forrar un libro no sólo nos
garantiza prolongar considerablemente la vida del mismo, además,
mejora notablemente el aspecto de aquellos que están más
usados. Organizar un taller de forrado, con la colaboración
de padres, madres y alumnos mayores, suele ser un acierto. No
olvidemos, que todos los fondos deben llevar el sello del Centro,
que procuraremos ponerlo en la página inicial y otras centrales,
sin ocupar texto o ilustración. Debemos mencionar la antigua
costumbre del ‘ex - libris’, un sello adhesivo impreso
a la forma del sello postal en que figuraban los datos del dueño.
Después de todo esto, nuestros libros tendrán este
aspecto:
• Durante todo este proceso, iremos planificando las adquisiciones
que el Centro deberá realizar para mejorar el contenido
de nuestra Biblioteca: libros de poesía, de teatro, de
cuentos, álbumes ilustrados, libros informativos... y fondos
en cualquier otro soporte. Es fundamental el compromiso del Equipo
Directivo para destinar una parte del Presupuesto del Centro a
la adquisición anual de nuevos ejemplares y que junto con
los responsables de la Biblioteca, decidan qué fondos adquirir,
teniendo en cuenta las propuestas del resto de profesores y de
los alumnos y lograr tener una visión objetiva sobre los
documentos que necesitamos para equilibrar el fondo. Un fondo
equilibrado se caracteriza por tener, aproximadamente, el 60%
de sus documentos sobre obras documentales, de referencia e informativas,
pues la Biblioteca tiene entre sus objetivos, apoyar al currículo
y poder ofrecer en cada área de aprendizaje, la posibilidad
de aprender y descubrir con otras fuentes de información,
además del libro de texto. El 40% de los documentos deberán
ser lecturas recreativas y literarias, y que merecen ser adquiridas
habiendo consultado catálogos, novedades y lecturas recomendadas
que podemos encontrar a través de editoriales o en Internet
http://www.fundaciongsr.es/guias/, http://www.educared.net/aprende/vivircuento, http://www.cervantes.virtual.com, http://www.sol-e.com.
El próximo curso organizaremos el espacio bibliotecario,
pues trasladaremos la Biblioteca de lugar y será una tarea
muy interesante. Éste es nuestro comienzo hacia una nueva
y viva Biblioteca Escolar, donde además, habrá que
hablar y reflexionar sobre la competencia lectora de nuestros
alumnos, establecer estrategias de aprendizaje utilizando los
fondos de la biblioteca, diseñar actividades de lectura
en torno al libro, la escritura, el lenguaje oral, la formación
de usuarios... y hacer cómplices a toda la Comunidad Educativa
para que responda a un modelo de Biblioteca integrada plenamente
en la vida pedagógica de nuestro Centro. Nuestra Biblioteca
ha comenzado e iremos avanzando en los capítulos de esta
historia, que no ha hecho más que comenzar.